Poema I
Dibújame el cielo con tus manos y guarda sus matices en ello; dibújame el viento solo con tu aliento y todos sus aromas llévalas a tiempo.
Ansía las esperanzas de un nuevo día, mira hacia arriba y clama con alegría, “Santo, santo, santo eres tu Dios todo poderoso, el que eras, el que es y el que ha de venir” – dicen todos los ángeles, porque Santificado es tu nombre y para siempre es tu misericordia.
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