Contando uno a uno los lunares de tu piel, englobando
uno a uno los conceptos de su existencia aquí en la tierra, siento cada día más
y más el derecho de tenerte aquí a mi lado.
sábado, 3 de septiembre de 2011
viernes, 2 de septiembre de 2011
El desamor por Esteban Echeverria
Acongojada mi alma
día y noche delira,
el corazón suspira
por ilusorio bien;
mas las horas fugaces
pasan en raudo vuelo,
sin que ningún consuelo
a mi congoja den.
Entre mis venas corre
sutil, ardiente llama,
que sin cesar me inflama,
y llena de dolor.
Pero una voz secreta
me dice: ¡infortunada!
Vivirás condenada
a eterno desamor.
Como muere la antorcha
escasa de alimento,
así morir me siento
en mi temprano albor:
ningún soplo benigno
da vigor a mi vida,
pues vivo sumergida
en triste desamor.
Como fatuo destello
que brilla y se evapora,
se disipó en su aurora
el astro de mi amor:
fuese con él mi dicha,
fuese con él mi calma;
quedóle sólo a mi alma
perpetuo desamor.
día y noche delira,
el corazón suspira
por ilusorio bien;
mas las horas fugaces
pasan en raudo vuelo,
sin que ningún consuelo
a mi congoja den.
Entre mis venas corre
sutil, ardiente llama,
que sin cesar me inflama,
y llena de dolor.
Pero una voz secreta
me dice: ¡infortunada!
Vivirás condenada
a eterno desamor.
Como muere la antorcha
escasa de alimento,
así morir me siento
en mi temprano albor:
ningún soplo benigno
da vigor a mi vida,
pues vivo sumergida
en triste desamor.
Como fatuo destello
que brilla y se evapora,
se disipó en su aurora
el astro de mi amor:
fuese con él mi dicha,
fuese con él mi calma;
quedóle sólo a mi alma
perpetuo desamor.
Agonia
Soy yo quien te mira ahora con los ojos rojos,
indignado de tanta hipocresía que intentas venderme. En si tu alma, en si tu
cuerpo. Indignado de estas horas malgastadas en reproches y culpas. Si lo
sabes, ¿no te da vergüenza devolverme la mirada? He pasado noches y
días de un lado a otro de la cama, pensando en que quizás es el tiempo de
perdonar tu descaro. Y es que no llega el momento en el que quiera desquitarme
esta amargura. Te veo caminar ahora guindada de su brazo, sonriendo como una de
esas modelos en las revistas que tanto devoras. ¿Qué tratas de probar? ¿Que no
me necesitas? Eso ya dejo de importarme hace un buen rato cuando decidí dejar
de reprocharme tu decisión. Trato de luchar contra mis deseos de buscarte
cuando el no esté a tu lado, quiero hacerte daño, tanto daño que no puedas
imaginarlo, acabar con el brillo de tus ojos, secarme eternamente en la fuente
de tu boca y enterarte para siempre en lo profundo de mi alma.
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